jueves, 2 de diciembre de 2010

UNA BEBE MUY ESPECIAL.

  Cuando llegaste a casa no quería separarme de tí, te miraba tan perfecta, dormías plácidamente pero yo quería que despertaras para ver tus ojos y amamantarte, tu papá estaba entre sorprendido y emocionado, creo desde que te vió no sabía que iba a hacer contigo, hasta la fecha no lo sabe! El trabajaba en turnos diferentes y muchas noches nos dejaba solas, pero ya estamos acostumbradas a eso, su empleo actual le obliga a pasar largos periodos fuera de casa, como recordarás en muchas de esas salidas nosotras íbamos con él, fueron lindas experiencias.

  Después de un corto tiempo llorabas constantemente, era casi imposible que dejaras de hacerlo, tus periodos de sueño se vieron afectados, no podías dormir más allá de diez minutos, aún así comías muy bien, cada vez que me veías llegar con tu charola de comida saltabas de alegría, todavía te encanta, desde bebé tenías un apetito feroz, notamos que tus mejillas se ponían regordetas, toda tú eras una pequeña bola de carne, cada que iba a la clínica a que te revisaran una doctora te observaba con atención, muchas personas se sorprendían de verte tan gordita, les hacía gracia ver un bebé de esas dimensiones, pero la doctora seguía notando algo raro, tus problemas de sueño y llanto  se fueron agravando, así como tus problemas en la piel, era,  mejor dicho: es muy delicada,  las pomadas normales para las rozaduras producidas por el pañal ya no te funcionaban; entonces se me hizo fácil untarte una crema que no era para bebés, me la recomendó la señora que atendía la farmacia, tus rozaduras se quitaron pero adquiriste una rara enfermedad por consecuencia de ese medicamento, cortisona es el nombre, fué así como subiste de peso y tus mejillas formaban ya una "carita de luna llena" como lo dijo la doctora que finalmente descubrió que tu gordura no era producto de la alimentación, sino síntoma del síndrome de Cushing, la automedicación si es un terrible error.

  Tenías aproximadamente cuatro meses, eras muy pequeña aún cuando te diagnosticaron la enfermedad, pero pasarían otros cuatro antes de admitirte en el Centro Médico La Raza, para ese entonces el Cushing había avanzado y tus malestares eran cada vez más contínuos, cuando entraste al hospital no sabían en que piso te quedarías, porque eras el primer bebé con esa enfermedad ahí, todos los pasantes de medicina te observaban con interés, incluso te tomaron fotos para un libro, ya eras famosa en ese momento y eso que todavía no teníamos internet! Tus fotos desnudita con ocho meses de edad circulan en algunos libros referentes al Cushing, todo en aras de la medicina, no te preocupes.

  Al final te instalaron en el piso dedicado a los bebés con problemas del corazón, cosa que para mí no fué agradable, porque cada que fallecía uno de ellos, la madre lloraba sin consuelo, yo no sabía que hacer; las enfermeras te atendían con cariño; en ese hospital permanecimos un total de quince días, en los que dormía en el piso a un lado de tu cama; solo me movía para salir a comer y  bañarme en casa de mi mamá, tu papá trabajaba con empeño, no podía quedarse sin trabajo en ese momento, cuando salimos una doctora me explicó que tu enfermedad estaba controlada, pero  tenía que cuidarte mucho porque tus defensas estaban muy bajas,  cualquier gripe podría convertirse en neumonía, de hecho cualquier enfermedad mal cuidada podría tener un desenlace fatal; por supuesto que se me rompió el corazón cuando escuché a la doctora, salí muy triste con mi niña en brazos.

  Me sentía confundida, deprimida, no deseaba regresar a la casa de tus abuelos y me quedé con mi mamá, ella sabía que tú estabas mal y casi me obligó a que te bautizaramos, lo hicimos por darle gusto, finalmente eras su primer nieta, te quiso mucho eso también lo sabes; muy pronto me dí cuenta que lo dicho por la doctora se cumplía, de un simple resfriado se complicaba hasta derivar en bronquitis, permaneciste por lo menos dos veces internada en una clínica, todavía no cumplías un año! La temperatura subía a tal punto, que debía  bañarte con agua fría, jamás se me olvidará tu carita voltéando hacia mí como preguntando por qué estabas ahí; era algo que yo tampoco alcanzaba a comprender; fuiste perdiendo peso y cabello, llorabas intensamente, ya no querías comer, los antibióticos estaban haciendo estragos en tí; un médico te recetó vitaminas, hierro y calcio porque estabas muy débil, también estabas perdiendo tus dientes, fué una etapa muy dolorosa para tu papá y para mí, por supuesto que para tí también; tardaste en caminar y hablar lo lograste cuando entraste en el jardín de niños; todo esto mi niña tu ya lo sabes, lo que ignoras es que tus padres y los míos hicieron todo lo posible porque tu estuvieras bien, para que recuperaras tu salud; mi madre siempre estuvo al pendiente de tí, existen los milagros puesto que estás ahora conmigo; pero estoy segura que mi madre en aquel viaje a Zacatecas visitando a un santo milagroso; la ví tan devotamente arrodillada ante él, que pienso pedía por tí, porque sanaras, coincidencia ó no después de esa visita tu salud empezó a recuperarse, ya no enfermabas de manera constante y eso para todos incluida tú, fué un gran alivio.

  Fueron todas estas situaciones las que me llevaron a decidir que ya no deseaba tener más hijos, el verte enferma es algo que no pude superar, no podía creer que mi ilusión por tener una niña perfecta fuera tan difícil, pero a veces la vida nos da grandes lecciones, me enseñó a salir adelante a pesar de las adversidades, me enseñó a valorar todos esos instantes buenos y malos, aunque pensara que se ensañaba conmigo; no cabe duda de que fuiste una bebé muy especial, única, un verdadero milagro...

 

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