domingo, 12 de diciembre de 2010

¡LA FECHA MARAVILLOSA LLEGÓ!

  Un gran acontecimiento estaba por suceder; incluso estuvimos buscando con mucha anticipación el lugar para el evento, salón de fiestas, menú, invitados, en fin todo para celebrar con alegría tus quince años; pero una noticia nos quitó de golpe todo ese entusiasmo para celebrar.

  Fue muy doloroso enterarnos que tu abuelita estaba muy enferma; a toda la familia nos tomó por sorpresa, jamás lo hubiésemos imaginado; con ella estábamos planeando el menú y el número de invitados; de hecho una de las veces que regresabamos del hospital, comiendo frente de un lugar conocido de eventos, le comenté en son de broma que ahí podíamos celebrar tus quince; ella sonrió, supongo que le parecía muy caro el lugar, no lo pudo imaginar posible.

  Lo que nosotros nunca creímos posible; fue que ella algún día faltara, todos nuestros sueños se vinieron abajo, dejamos de pensar en una fiesta y menos después de su sensible fallecimiento; sabíamos que faltaba todo un año para tu cumpleaños, pero nadie quería recordarlo.

  Encontré un trabajo cerca de casa; buscaba distraerme en algo; la muerte de mi madre no era tan fácil de superar; un día después de comer en un lugar muy agradable que está ubicado frente al salón de fiestas; el mismo que a mi mamá le parecía poco probable festejar tus quince; a tu papá y a mi nos dio curiosidad por saber como era ese lugar por dentro; cruzamos la calle y encontramos a una persona que nos dio todos los informes que necesitábamos, incluso tuvimos la oportunidad de presenciar un evento, justamente una fiesta de quince años.

  Todo nos pareció espectacular, te emocionaste aún más al ver lo grandioso de aquella fiesta, pero salimos de ahí sin concretar una fecha exacta; no regresamos hasta seis meses después; la decisión no fue fácil, faltaban muchos detalles para analizar, pero lo importante era apartar la fecha, cosa que no pudo ser como esperábamos, el salón estaba ocupado ya para el día que nosotros deseábamos, eso no fue problema, porque conseguimos que tu fiesta fuera el día exacto de tu cumpleaños, el veintiuno de diciembre.

  Después de eso todo lo demás se volvió realmente fácil; el lugar tenía lo justo para llevar a cabo nuestro evento; no tuvimos que preocuparnos por nada; sólo por el vestido; que por cierto, me hiciste caminar mucho para encontrar el que finalmente te agradó y quedaste fascinada con él; te veías preciosa, toda una princesa de cuento; la capilla en donde se llevó a cabo la ceremonia religiosa estuvo perfecta; pequeña y cálida, llena con la mayoría de tus invitados; pero tus lágrimas derramadas por el recuerdo de tu abuelita te hacían verte un poco triste.

  Al llegar al salón de fiestas; tu semblante cambió un poco, seguiste derramando algunas lágrimas más, pero tu sonrisa fue aún más intensa; me alegré demasiado al verte, para mí fue un gran día, te ví tan feliz, tenías la fiesta que siempre soñaste, tu familia reunida, estabas tan emocionada, esa felicidad se reflejó en la mayoría de tus fotografías, tu padre estaba más que orgulloso presumiendo a su princesa, fue un día inolvidable, la fecha maravillosa que tanto deseaste había llegado para no borrarse de tu recuerdo jamás.

  Hubo un momento en que todos lloraron a la par contigo; el salón relizó un video con tus fotografías a lo largo de quince años, en la mayoría aparecía tu abuelita; fue algo inevitable, los sollozos se dejaron escuchar a lo largo y ancho del salón; pero estoy segura como en otras ocasiones, que mi madre de alguna manera estuvo presente en tu fiesta, es tu ángel de la guarda y claro que no podía faltar.

  Todo salió perfecto, la comida, el pastel, el baile, el clásico vals con tu papá, todo resultó tal como lo planeamos; la única falla estuvo en la grabación del video, pero eso quedó resuelto con lo que grabó tu tío; gracias a él tenemos el recuerdo de tu fiesta; pero lo mejor es que ese recuerdo no sólo quedó grabado en un pequeño disco, quedó grabado en tu memoria y en tu corazón, fuiste feliz en ese momento y nos hiciste feliz a nosotros tus padres, la sonrisa de la princesa fue el mejor regalo.

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