martes, 19 de abril de 2011

LA INOCENCIA PERDIDA EN EL CAMINO DEL TIEMPO.

 Le mencioné  a una amiga en twitter lo hermosa que se ve en su nueva imagen, resulta que puso una fotografía de cuando era niña, varios hacemos lo mismo en este mes de abril en el que se celebra el día del niño;   es interesante ver los rostros de nuestros seguidores y notar lo mucho que ha cambiado su expresión.
  Ella me respondió que todos nos vemos lindos cuando tenemos tres años de edad, es cierto; pero no sólo es que nos veamos “lindos” sucede que es una etapa en donde la inocencia es absoluta; a esa tierna edad  no tenemos prejuicios, tampoco miedos, somos auténticos, originales;  tal vez el miedo que llegamos a sentir se reduce a perder de vista a nuestra madre.
  Los padres influyen absolutamente en lo que nos convertiremos después, definitivamente sus acciones se ven reflejadas en nuestro comportamiento, los adultos transmitimos a los niños nuestros propios miedos y muchas veces no dejamos que ellos se expresen, que experimenten, que se tropiecen, en un absurdo como: “no dejaré que mi hijo (a) sufra lo que yo” es absurdo puesto que esos mismos tropiezos dieron como resultado  los adultos que hoy somos, las malas experiencias nos ayudan a forjar un carácter fuerte.
  Con el paso del tiempo vamos adquiriendo costumbres, hábitos, vicios, miedos que se arraigan en nosotros y muchas veces no nos dejan avanzar; nos preocupan nuestras responsabilidades como personas adultas, el trabajo, el estudio, la familia, el dinero; y debido a este ritmo tan acelerado en que vivimos se nos olvida reír, que no es lo mismo a esbozar una sonrisa;  reír con ganas como aquellas veces en que  jugábamos debajo de la lluvia, o metíamos nuestros pies en el lodo aunque se enfadaran nuestros padres.
  Olvidamos jugar cuando crecemos, el juego es esencial para un niño porque mejora su destreza, memoria, habilidades motrices, capacidad de concentración y descarga sus energías para al final dormir como un ángel; si esto produce excelentes resultados entonces ¿por qué no hacemos de nuevo un hábito el juego? Es una manera muy fácil de olvidar el estrés diario y sobre todo gratis.
  Deberían observar sus fotografías de cuando eran unos niños, verán como ha cambiado la expresión de su rostro, una imagen nunca dirá mentiras, se darán cuenta que la inocencia se perdió en el camino del tiempo y las preocupaciones de un mundo adulto, pero nunca es tarde para recuperarla y recuperar el amor que a la edad de tres años somos capaces de repartir sin esperar más que un abrazo, un beso ó un “te quiero”.
  Búscame en twitter como @PauMiranda1 será un placer compartir contigo.
 

 
  

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